- Autocrítica ¿Dónde está mi patriotismo que no lo leo en mis escritos?
- Reflexión personal: “Nuestra Memoria Luminosa… y la sombra del olvido”
(Humberto Javier Vega). - Del 11 al 27 de julio, el Zócalo capitalino vuelve a encenderse con el esplendor de nuestra raíz profunda. Memoria Luminosa, el espectáculo con motivo de los 700 años de la fundación de Tenochtitlán, proyecta imágenes sobre el Palacio Nacional y la Catedral (símbolos del poder colonial) y por unos minutos, la historia que nos quisieron arrancar, vuelve a brillar.
Pero al contemplar estas luces y esculturas que rinden homenaje a nuestra grandeza originaria, no puedo evitar mirar también hacia dentro. Me pregunto: ¿cuánto de esta memoria luminosa vive realmente en nosotros, y cuánto solo brilla en eventos fugaces? ¿Estamos conectando con la raíz o solo consumiendo el reflejo simbólico de algo que aún no nos atrevemos a abrazar con todas sus consecuencias?
En el centro de la Plaza Mayor, hoy erigen cinco majestuosas réplicas de nuestros dioses y símbolos: Coatlicue, la madre de todos los dioses y deidades habidas y por haber, es y será; la Piedra del Sol, que guarda el flujo de los 20 glifos de los días sagrados; el Teocalli de la Guerra Sagrada, símbolo fundacional de Tenochtitlán; la luminosa Coyolxauhqui, diosa de la luna y la vía láctea, y el poderoso señor del inframundo, Mictlantecuhtli. Ahí están. Imponentes. Resistiendo. Reclamando el lugar que nunca debieron perder. Y sin embargo, no dejan de interpelarme: ¿de qué sirve su presencia si seguimos llamándolos “mitología”? ¿De qué sirve rendir homenaje si no reconocemos el sistema de pensamiento, la espiritualidad y la ciencia que fueron invisibilizados, tratados como “diabólicos”, y todavía hoy ridiculizados o folclorizados?
Porque sí, la colonización saqueó nuestras riquezas, nos robó vidas y territorios. Pero el daño más profundo fue hacernos creer que nuestra historia debía ser olvidada, reemplazada, superada. Nos enseñaron a olvidar nuestra raíz con vergüenza o romanticismo, pero pocas veces con compromiso y verdad.
Memoria Luminosa no debería ser un espectáculo más. Debería ser un llamado a despertar, a reaprender, a recuperar la dignidad que vive en nuestras lenguas, nuestros calendarios, nuestros cerros, nuestros rituales, nuestras luchas comunitarias. No basta con decir “seguimos de pie” si no cuestionamos en qué estamos parados.
Hoy, con el corazón abierto, reconozco que también he sido parte del olvido. Que muchas veces me he dejado llevar por la comodidad de la historia oficial, por el silencio, por la inercia. Pero también sé que algo en mí se remueve frente a estos símbolos: una voz antigua que no ha muerto, una herida que aún puede sanar si nos atrevemos a recordar… de verdad.
Porque más allá de las luces, la memoria no solo se proyecta: se vive, se honra y se defiende.
✊🏽 Por una memoria que no solo ilumine el Zócalo, sino el porvenir de los pueblos de Abya Yala
✊🏽🇲🇽 Por la historia que vive y resiste en nuestra memoria y la tradición oral; conocimientos vernáculos
🔗 Evento oficial de inauguración:
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Fotos: Yair Hernández





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